«Rectificar es de sabios» (por Luis Peñalosa)
En las circunstancias actuales, cualquier opinión debe ir precedida por las condolencias a los afectados por la catastrófica riada de Valencia. Pero también por la denuncia de la nefasta actuación del presidente de aquella Comunidad y su equipo, que tendrá que responder ante la sociedad y ante la Justicia, llegado el caso, por su irresponsabidad manifiesta.
Pero lo que quería tratar hoy es la toma de decisiones políticas o administrativas sin la suficiente información o estudios que avalen su adopción y el posterior dilema, a la vista de los resultados, entre la rectificación y reconocimiento del error, o el “mantenella y no enmendalla” que nos pide nuestro amor propio.
No es el caso de Valencia, en el que se tenían los datos para actuar con urgencia, pero los responsables directos de la toma de decisiones estaban a otra cosa, que siguen sin aclarar. Yo me refiero a cuestiones más domésticas y que en principio no tienen por qué acometerse con tanta presión, como por ejemplo la ubicación de diversas ferias comerciales o culturales, como las de artesanía, productos alimenticios, libros antiguos o actuales, etc, que han sido tradicionales en Segovia en determinadas épocas del año como la Navidad.
No se entiende muy bien los conflictos que se han producido con esta última corporación municipal, precisamente sobre este tema. Se empezó con la instalación de las casetas de Navidad sobre el paseo del Salón, que resultó totalmente inadecuado. Se continuó con la prohibición de ubicar en la avenida del Acueducto las diversas ferias que tradicionalmente tenían lugar allí, lo que ha derivado, lamentablemente, en su abandono por parte de sus promotores.
Al parecer, se aducen razones de seguridad para la circulación de las ambulancias y otros vehículos de emergencias, pero no parece muy convincente, porque se han venido celebrando hasta ahora sin problemas.
Y hay quien opina que más bien es una cesión ante hosteleros de esa avenida, que consideran que interfieren en la actividad de sus terrazas. Por otra parte, sí se autorizó un mercado romano junto al Acueducto, de dudosa calidad, que solo satisfizo a sus organizadores municipales.
Otra actividad polémica fue la instalación de la famosa churrería adosada a la iglesia de san Martín, que pudo originar un auténtico desastre al incendiarse, pero que, en todo caso, sometió al monumento a una contaminación inadmisible durante varios días.
Decisiones igualmente polémicas y de más calado son las referidas al traslado de dependencias municipales al famoso edificio CAT, CIDE, o CITAR (que ya no sabe uno cómo llamarlo) y la ubicación en esa zona, del recinto ferial, cambiando el uso de los terrenos expropiados en su día, lo que puede dar lugar a nuevas indemnizaciones a sus antiguos propietarios: veremos si está suficientemente estudiado y en que queda, pero miedo me da viendo los antecedentes.
Afortunadamente, aunque la oposición haya obligado a ello, se van a retomar las negociaciones para recuperar el CITAR y, si aún estamos a tiempo, desarrollar un gran proyecto para Segovia, que hemos estado a punto de perder por simple arrogancia y visión política muy corta.
Como digo, rectificar, cuando la realidad evidencia nuestros errores o equivocaciones, es de sabios y no tiene que asumirse como una derrota, aunque sé lo que eso cuesta. Creo que si esto se aplica con naturalidad a todo lo planteado anteriormente, los ciudadanos lo reconocerán y así se evitara que se siga expandiendo lo de alcalde “Fechorías”, con perdón, que ya he escuchado en muy diversos colectivos ciudadanos.