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«¿Y si razonamos un poco?» (por Luis Peñalosa)

Artículo publicado por Luis Peñalosa en Acueducto2

El pasado puente de la “Purísima –Constitución”, como otros tantos que, a lo largo del año, desbordan la capacidad de acogida de la zona monumental de nuestra ciudad, debería de servirnos para hacer un planteamiento racional de los problemas de movilidad que nos aquejan, tanto a diario como en estas ocasiones excepcionales. Lamentablemente, por los comentarios aparecidos en los medios de comunicación después del puente y a pesar de los datos objetivos, sigue faltando una visión realista del problema y se sigue cayendo en el eterno tópico de que la solución es construir nuevos aparcamientos subterráneos lo más cerca posible del recinto amurallado y, si por algunos fuera, hasta debajo de la Plaza Mayor o en el mismísimo enlosado de la Catedral.

Esto, que para personas mínimamente formadas es una barbaridad sin paliativos, no les resulta tan evidente, aunque lo sea igualmente, en el caso del Paseo del Salón, codiciada pieza de alcaldes populistas, tal vez porque no aprecian su enorme importancia patrimonial, que debería hacerlo intocable. Y esa falta de criterio sí que es un grave problema para la ciudad.

A mi juicio, esto es populismo barato, al más puro estilo de la virreina de Madrid, del que, por cierto, no se salvan ni el PSOE ni el PP segovianos, como hemos podido comprobar con oportunidad de sus respectivas gobernanzas municipales. Se ha despilfarrando el dinero municipal en estudios de movilidad, que no han solucionado nada porque su único objetivo era justificar, sin conseguirlo, la construcción de un aparcamiento bajo la ladera del Paseo del Salón.

Eso sin tener en cuenta que crear un gran foco de contaminación, como implica la construcción de un aparcamiento público en esa zona, sería incompatible con la Zona de Bajas Emisiones a que nos obliga la Unión Europea, que está a punto de sancionar al Ayuntamiento por su inacción en este asunto. La creación de esta ZBE sí que es fundamental para la revitalización del casco histórico, restringiendo el acceso de los vehículos privados ajenos al mismo, para evitar su paulatina despoblación.

Según los datos del último puente no se llegó a completar la capacidad de los aparcamientos municipales de Ezequiel González y José Zorrilla, y el resto, solo puntualmente. Sin embargo, la zona monumental llegó a saturarse de visitantes y los restaurantes no daban abasto para servir comidas en sucesivos turnos. ¿Alguien piensa que si se hubiera dispuesto de más plazas para vehículos particulares habría mejorado el negocio de hosteleros y comerciantes durante esos días? ¿Por qué queremos engañarnos?

Cuando, muy acertadamente, el Patronato del Alcázar se decidió a impedir el aparcamiento de coches en la Plaza de Victoria Eugenia, hubo vecinos que se rasgaron las vestiduras. Sin embargo, las visitas al monumento siguen aumentando cada año y el problema es que llegue el momento en que haya que reservar para visitarlo, como ocurre en tantos lugares de turismo masificado.

Yo he conocido la plaza de san Martin atestada de coches aparcados. Pregunten a los hosteleros o a los visitantes de ese lugar, qué les parecería volver a aquella situación… Espero que algún día sirva de ejemplo para actuar en la profanada plaza de san Esteban, que debería avergonzar a los titulares de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Sin duda, queda mucho por hacer para mejorar la acogida masiva de visitantes a nuestra ciudad, pero no se trata de imaginar obras sin sentido, sino de organizar la movilidad con racionalidad, mejorando, por ejemplo, la señalización de los aparcamientos de José Zorrilla y Ezequiel González y preparando con anticipación y más realismo los aparcamientos disuasorios que se consideren útiles, evitando el sonado fracaso de los previstos para este pasado puente. Como sugerencia, me parece que el aparcamiento de José Zorrilla, tendría mucha más aceptación si el tráfico recuperara su anterior sentido de circulación y se invirtieran también las entradas y salidas del mismo.

En fin, razonemos tranquilamente, utilizando datos objetivos, libres de prejuicios y tópicos asumidos como certezas, con los resultados ya conocidos. asi conseguiremos ir mejorando nuestra ciudad, poniendo al servicio de sus habitantes y sus negocios el valiosísimo legado de nuestros antepasados, evitando su deterioro por tomar decisiones poco meditadas, que se han demostrado erróneas y con consecuencias difíciles o imposibles de reparar.