CiudadIU SegoviaOpinión

No nos cansaremos, Nico (por Juan Carlos García Funes)

“No me canso”, saludaba Nicolás Berzal siempre antes de abrazarme, rasgando la voz y alargando la última letra. Nunca supe certeramente de qué no se cansaba. Si no se cansaba de saludarme, si no se cansaba de abrir los brazos para abrazarnos o si “simplemente” no se cansaba, sin más, en general. Porque esto último sí que lo tengo claro. No se cansaba. Era incombustible. A veces he sentido vergüenza por sentirme cansado, agotado, cuando miraba hacia un lado en una manifestación y ahí estaba él. Cuando me cansaba de discutir sobre lo mismo con los mismos o con nuevos, pensaba en él y me imaginaba la cantidad de veces que habría tenido él que aguantar conversaciones peores -más ofensivas incluso dada su experiencia vital. Y, seguro, pocas veces habría perdido esa sonrisa que le caracterizaba.

No se cansaba, sin duda. Daba igual lo avanzada que fuera su edad si se trataba de pegar carteles o repartir folletos. Si tenía que conducir o si tenía que coger un autobús para apoyar una manifestación estudiantil en Madrid. Si tenía que explicarte a altas horas de la noche alguno de sus peculiares viajes militantes o hacer 12 km en una marcha en homenaje a las Brigadas Internacionales pocas semanas antes de morir, a sus 97 años.

De hecho, esta fue una de las últimas veces -si no la última- que pronunció unas palabras ante un público amplio. Recordó a los asistentes cómo las Brigadas Internacionales “vinieron a dar su vida para ayudar al pueblo español a defender sus derechos y libertades amenazados por el fascismo español y europeo”. Nico finalizó afirmando: “no dudo que este hecho está clavado en todos los corazones españoles como se merece para siempre”. Sabemos que, desde luego, no lo estará en todos esos corazones, pero esa aspiración fue y es la que nos sigue alimentando la razón y la emoción para continuar moviéndonos, en aquella encrucijada atribuida al comunista sardo Antonio Gramsci, entre el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad.

Nico, sabemos, por pura lógica, que tú no estarás en todos los corazones de las y los segovianos y más allá de la provincia. Pero ten por seguro que los estarás en muchos, muchísimos, más de los que jamás habrías imaginado. Y esto es así gracias a que tú siempre nos transmitiste, con flujo constante, como manantial inagotable, un torrente de optimismo de la voluntad. Porque no te cansabas nunca. Y si lo hacías, solo lo era físicamente, nada que no mitigaras con sentarte con un café a la hora que fuera.

Y aquí nos quedamos, manteniendo las trincheras como buenamente podemos, Nico. Porque tu repentina pérdida, lejos de hacer tambalear nuestros cimientos nos sobrecoge para apuntalarlos. Sin ti, pero contigo, porque no te cansabas. Sin ti, pero contigo empujando, en este mundo que se tambalea, para que las personas más débiles no sean, una vez más, las arrasadas, las prescindibles, las olvidadas. No nos cansaremos, Nico.

Juan Carlos García Funes