IU propone que la Escuela Municipal de Música lleve el nombre de Agapito Marazuela

25 de octubre de 2016

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Hoy en día nadie puede discutir la magnitud de la figura del folklorista y musicólogo segoviano Agapito Marazuela. En pleno 125 aniversario de su nacimiento (Valverde del Majano, 1891), su extenso y valioso legado musical sigue más vigente que nunca, tras haber pasado a través de distintas generaciones que se han empapado de su ingente labor de recuperación del folklore castellano, la cual llevó a cabo durante la mayor parte su vida.

Por su importancia para la cultura y la tradición castellana, y por su excelencia musical (fue un gran dulzainero y concertista de guitarra cásica), IU Segovia solicitará en el próximo Pleno ordinario que el Ayuntamiento dé el nombre de Agapito Marazuela a la Escuela Municipal de Música y Danza de Segovia, que en la actualidad cuenta con más de trescientos alumnos que reciben clases de numerosas disciplinas y especialidades. Desde IU, consideramos que el nombre del folklorista es más idóneo para denominar a la escuela, como un nuevo reconocimiento a Marazuela por parte de Segovia y los segovianos, y para acercar aún más su importancia y su figura a los estudiantes.

Entre las distinciones que le fueron concedidas al maestro de folklore segoviano, destacan la Medalla de Oro de la provincia de Segovia y la de Plata de la ciudad de Segovia, además de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, a título póstumo. También hay que mencionar el Premio Nacional de Folklore que obtuvo en 1934 gracias a su “Cancionero de Castilla la Vieja”, una recopilación fundamental de cantos, romances y tonadas que no sería publicada hasta 1964 por la censura del franquismo.

Si bien es cierto que Marazuela goza de mucho prestigio y reconocimiento, no siempre fue así. En los años de posguerra pasó momentos difíciles por sus ideas políticas, su militancia en el PCE y su lucha contra el fascismo (fundó las milicias antifascistas segovianas en Madrid). Pasó un total de seis años en la cárcel, y ya en democracia, los homenajes tardaron en llegar (por ejemplo, la estatua en su honor en la Plaza del Socorro no se erigió hasta casi 20 años después de su muerte).