Opinión

Sr. Director de la Academia de Artillería: apelo a su sensatez (por Luis Peñalosa)

No pensaba terciar en la polémica desatada por la acertada decisión de la Alcaldesa de Segovia, al ordenar la retirada de una bandera que, durante meses, envolvía la imagen en piedra de la Virgen que ocupa, desde hace muchísimos años, la hornacina de la parte central del Acueducto.

Esta bandera fue colocada con motivo de la festividad de la Academia de Artillería por alumnos de la misma, con riesgo para ellos y para la integridad del monumento bimilenario, algo que, naturalmente, no debe permitir el Ayuntamiento como responsable del mismo. Aparte de que dicha bandera contribuye al deterioro de la imagen de la Virgen, como lo acredita un informe técnico que obra en poder del consistorio desde hace años.

Pero algunos representantes de la derecha patriotera han querido, sin embargo, utilizar este suceso perfectamente lógico para sacudir con la bandera ‘roja y gualda’, como es su costumbre, a la Alcaldesa, por cumplir con su obligación de proteger el patrimonio monumental del municipio, y eso me ha movido a intervenir.

No estoy en contra de las celebraciones de los estudiantes, sean civiles o militares, con motivo de sus fiestas tradicionales, aunque a veces sean más ruidosas de lo deseable para los vecinos. Pero creo que todo tiene unos límites, como por ejemplo el respeto a nuestro patrimonio monumental, y no se debe diferenciar en cuanto a las responsabilidades a exigir a cada una de estas categorías estudiantiles. En todo caso los militares tendrán que atenerse, además, a la disciplina de su propia actividad; por eso sus mandos no pueden mirar hacia otro lado si se transgrede alguna norma civil.

No cabe, en ningún caso, ampararse en presuntas tradiciones para sobrepasar los límites de derechos de la comunidad. Ni las novatadas salvajes y vejatorias para los alumnos neófitos, ni la agresión a monumentos de nuestro patrimonio, pueden permitirse so pretexto de antiguas costumbres preconstitucionales. Ya en alguna ocasión se causaron daños a la estatua del comunero Juan Bravo al intentar colocarle algunos atributos, con motivo de la fiesta de santa Bárbara, como algunos recordarán.

En cambio, no me parece acertado el ofrecimiento de la Alcaldesa de Segovia de poner al servicio de los artilleros la escala de los bomberos para continuar colocando la bandera de su promoción envolviendo a la imagen de la Virgen, con el consiguiente deterioro de esta. ¿Haría lo mismo ante una solicitud de los estudiantes de la UVA? Dejemos de una vez de dar una consideración diferencial, residuo de tiempos pasados, al estamento militar que, en un estado democrático, ni lo necesita ni lo demanda. No seamos más papistas que el Papa.

La razón de mi intervención es que creo, sinceramente, que no existe ningún motivo para mantener una costumbre como esta, que a nadie debe permitirse porque perjudica la integridad del Acueducto y además pone en peligro la seguridad de los protagonistas, y por eso apelo a la sensatez del Director de esta institución docente, para que tome la iniciativa y prohíba esta práctica en el futuro, con lo cual se zanjaría cualquier polémica al respecto. No me parece que esto menoscabe el valor que, como nos decían en la “mili”, se les supone a los militares.