Opinión

La Floresta: capitalismo de amiguetes

En Segovia nos conocemos todos.

Todos sabemos a quién pertenece ese edificio y sus posicionamientos e ideas políticas; todos sabemos quién gobierna en la Diputación y para quiénes gobiernan.

Todos sabemos cómo trabajaban en ese restaurante la mayoría de los «contratados»; todos sabemos que esas ganancias privadas no se repartían entre los segovianos, que cerraron porque ya no debía ser «rentable», que hay muchos edificios en el casco histórico de titularidad pública que están o van a quedar vacíos.

Todos sabemos que comprar La Floresta tiene una intención detrás; sabemos por qué se gasta la Diputación 2,4 millones de euros en comprar ese edificio; sabemos quiénes serán los beneficiados de esa compra con dinero de todos.

Al final siempre ganan los mismos y como todos lo sabemos, pues no hace falta decir mucho más: clientelismo y capitalismo de amiguetes.

Ángel Galindo, concejal de IU en el Ayuntamiento de Segovia